La palabra acoger tiene el significado de admitir a otra u otras personas en su casa o compañía. Acoger implica servir de refugio o albergue a alguien. Acoger es admitir, aceptar, aprobar. Es proteger, es amparar. Es recibir con un sentimiento o manifestación especial la aparición de personas o de hechos. Lo contrario de acoger significa desamparar, rechazar, rehusar, repeler.
Albert Jacquard señala que "los jóvenes deberían ser acogidos por la sociedad con los brazos abiertos, pero esta sociedad se presenta como una fortaleza con las puertas bien cerradas donde solo se les propone entrar si aceptan la imposición de sus reglas". La sociedad actual no es acogedora, sino por el contrario, desampara al ser humano en muchos aspectos de su vida. Esta realidad es dramática, ya que el hombre es un ser social y necesita vivir en comunidad para realizar su proyecto de vida y lograr su desarrollo pleno. ¿En que medida nuestra sociedad acoge al ser humano, lo integra y le da refugio, lo acepta, lo protege y ampara? ¿Prevalecen en nuestra sociedad el desampara, la exclusión y el rechazo hacia el ser humano? Proponer un cambio sustancial y actuar para transformar la sociedad excluyente en una sociedad acogedora e incluyente, implica una revaloración de nuestras ideas y pensamientos sobre lo que somos y lo que queremos ser como personas y sociedad.
"La humanidad actual tiene unas condiciones de vida y supervivencia que han experimentado una gran transformación. La transformación mas decisiva de nuestros tiempos es la de nuestra mirada sobre el mundo que nos rodea y del que formamos parte. Esta mirada esta condicionada por los descubrimientos científicos" señala Jacquard. Es importante que en nuestro proceso de evolución y transformación social desarrollemos al máximo nuestra capacidad de observar, pensar y juzgar. Si aplicamos la vista a nuestra realidad, natural y social, debemos aspirar a revisar y registrar con minuciosidad su estructura, organización y función, inquiriendo y buscando con acuciosidad, informándonos sobre ella. En este proceso debemos echar mano de la ciencia y la filosofía como instrumentos para llegar a conocer y comprender la realidad de una manera objetiva y confiable.
Jacquard afirma que "la filosofía incita a la insolencia frente a los grilletes de las convenciones y los conformismos, y es el mejor muro que oponerse a la barbarie". La sociedad se ha puesto de acuerdo para establecer una serie de normas, creencias y prácticas las cuales son admitidas tácitamente por el hombre, las que responden a precedentes o costumbres, pero estas convenciones no necesariamente son una garantía de que se esta yendo por el camino correcto para alcanzar una convivencia armoniosa entre el hombre y su entorno natural y social. Aquellos que se adaptan fácilmente a cualquier circunstancia y se conforman, han renunciado a repensar sobre lo establecido, le han dado la espalda a la capacidad de criticar, de reformular y replantear todo aquello que se da por cierto. La sociedad actual ha impuesto sus reglas con fiereza y en muchos casos con crueldad, generando conflictos e inseguridad para el ciudadano que se siente muchas veces rechazado y excluido, en un ambiente que lo mantiene cautivo y lo fuerza a la sumisión y la enajenación. La filosofía y la ciencia se convierten entonces en fuerzas que nos permiten liberarnos de los yugos opresores del status quo establecido, la resignación, la ignorancia y la inhumanidad que se imponen en estos tiempos. Por eso Jacquard afirma que "la filosofía es un combate contra la ignorancia, y no puede ignorar la ciencia que cumple idéntica función. Ambas deben estar unidas en este propósito. Debería existir en las personas una necesidad de cuestionamiento, de intercambio, de actualización, de una mirada escrutadora sobre el mundo, sobre los demás y sobre si mismo".
"Hacer progresar la reflexión personal" es uno de los grandes desafíos que plantea Jacquard. "El reto esencial de las personas debería ser la construcción de ese fabuloso instrumento que es nuestra inteligencia. En la tierra humana todo esta por repensarse de nuevo, por reorientarse, por recrearse. Antes de actuar, es necesario informarse, hay que observar con lucidez una realidad no siempre grata, hay que tomar conciencia de las posibilidades, pero también de las dificultades para transformar esta realidad. Todos podemos contribuir a ellos; lo importante es sentirse responsable del mundo del mañana". Nuestra sociedad debería acoger al ser humano plenamente y favorecer el desarrollo de su capacidad de entender y comprender, fortalecer sus habilidades, destrezas y experiencias como la forma mas sabia de lograr su bienestar pleno.
Fuentes de Información: Jacquard, A. Pequeña Filosofía para No Filósofos. 1998. Galaxia Gutenberg S.A. Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua Diccionario de El Mundo.es